La identidad de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, se afianza en el reconocimiento de nuestro origen como una institución de educación superior con importante presencia regional y nacional; donde el compromiso con la excelencia, una vinculación que aporte decididamente al medio en el que se inserta, investigación e innovación en docencia que configuren nuevos prismas para aportar el bien común; marcan la cadencia del quehacer universitario.

La UCSC ha definido ejes de trabajo al 2026; de manera que los procesos institucionales que emanan del quehacer de una comunidad académica, se comprendan desde la catolicidad institucional. El Plan de Desarrollo Estratégico, cuyo primer eje de trabajo contempla avanzar en la consolidación de la identidad católica en la comunidad universitaria; permite disponer dicha identidad como un bien que enriquece la formación y la vinculación institucional con las iglesias locales, por vía de los estamentos que promueven la cultura, formación y capacitación de los profesores de religión, agentes pastorales y equipos directivos.

Comprendemos que el avanzar en la consolidación de nuestra catolicidad, implica como propuesta de valor, tender puentes de relación y efectiva colaboración con instituciones que comparten la misión de educar con los principios y orientaciones magisteriales. La Universidad Católica de la Santísima Concepción, por medio de la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía, y particularmente a través del grupo de trabajo académico sobre Educación Religiosa se dispone institucionalmente a la asociación y el trabajo modelado con las Iglesias locales, para que en el capital que ofrece la academia en el reconocimiento de las necesidades del medio, y considerando los acentos y desafíos de las Iglesias locales; logremos constructivamente dispensar extensión, capacitación profesional y pastoral, a las comunidades educativas y a los profesores de religión.

Esto, dado que la educación se presenta hoy como una tarea compleja, desafiada por rápidos cambios sociales, económicos, culturas e incluso, pedagógicos y curriculares. En este sentido, el grupo de trabajo académico sobre Educación religiosa, ha de ejercer un servicio, ofreciendo, en medio del mundo cada vez más secularizado, la formación de la persona humana en su integralidad y en particular, lo que concierne a su dimensión religiosa y espiritual. Tarea que se logra trabajando en vínculo con todos los agentes educativos.

Hoy más que nunca, tal como lo recuerda el Papa Francisco, es necesario unir los esfuerzos por alcanzar alianzas educativas que permitan formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y de este modo reconstruir el tejido de las relaciones para hacer una humanidad más fraterna. Esta alianza, explica Francisco, es “entre los habitantes de la Tierra y la casa común, a la que debemos cuidado y respeto”. Una alianza que suscite paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la familia humana, como también de diálogo entre las religiones.

Portafolio Grupo de Trabajo Académico en Educación Religiosa